miércoles, 17 de noviembre de 2010

La Enredadera



Tupida enredadera,
que creces por mis venas
llenando los espacios
que ocupaban otras ramas
ahora yermas y secas.

Enraízate en el jarrón,
que escondo en mi pecho
es de cristal
transparente
y solo existe,
para ubicar tu simiente.

Aliméntate
del agua,
que borbotea de mi pasión,
de la tierra,
labrada con mi esperanza
y de la luz,
que emana de mi ilusión.

Celebro que brotes,
bendigo que florezcas,
anhelo que germines,
para deleitarme con tus hojas,
embriagarme con tu perfume
y alimentarme de tus frutos.

Y crece,
crece sin más.

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